Ayer fue publicado en la revista educativa Ined21 mi primer artículo como colaboradora en esta prestigiosa revista.
En él describo, tras una reflexión pormenorizada, mis pensamientos e ideas sobre la relación que existe entre escritura creativa y educación emocional:
Érase una vez… o cómo canalizar la educación emocional a través de la escritura creativa.
“Lo más importante para cualquier artista es aprender a mirar. La poesía nace de una mirada porque los versos, las metáforas, los adjetivos precisos, las palabras mágicas, los juegos y los cambios de sentido son una forma especial de ver el mundo”
Luís García Montero. Lecciones de poesía para niños inquietos (1999)
Aprender a mirar el mundo desde diferentes perspectivas, significa reconocer también nuestra propia subjetividad, enfrentándola e invitando a contrastarla con las perspectivas de los demás.
Este poder de la mirada, que alimenta la reflexión y autoanálisis interior, puede llegar a ser infinito, ya que el límite lo pone sólo nuestra imaginación. Y como enseñantes conocemos que a los más pequeños y pequeñas de eso les sobra. Entonces, ¿por qué no acompañarles en esta aventura? Inventar mundos, viajar sin movernos de nuestro asiento, sentir las emociones de fantásticos personajes, vivir sensaciones desconocidas… ¡la escritura creativa nos permite todo eso y mucho más!
Mirar el mundo desde otra perspectiva.
Cada vez más, los docentes tomamos mayor consciencia de la necesidad de trabajar el reconocimiento de las emociones como mecanismo fundamental para enseñar a nuestro alumnado a crecer psicológicamente sanos y adaptados a su entorno social.Aprender a mirar el mundo desde diferentes perspectivas, significa reconocer también nuestra propia subjetividad, enfrentándola e invitando a contrastarla con las perspectivas de los demás.
Este poder de la mirada, que alimenta la reflexión y autoanálisis interior, puede llegar a ser infinito, ya que el límite lo pone sólo nuestra imaginación. Y como enseñantes conocemos que a los más pequeños y pequeñas de eso les sobra. Entonces, ¿por qué no acompañarles en esta aventura? Inventar mundos, viajar sin movernos de nuestro asiento, sentir las emociones de fantásticos personajes, vivir sensaciones desconocidas… ¡la escritura creativa nos permite todo eso y mucho más!